A– A mí el teatro me encanta, me seduce mucho... El teatro es una terapia y un entrenamiento actoral continuo. Creo que es por regla general el medio más agradecido para el actor, aunque hay algunas cosas alrededor que no me gustan.
B– Pienso que es una profesión para siempre. No es como en otras carreras, como las de algunos deportistas, que ya a los treinta y pico no les queda más remedio que retirarse. El artista tiene un don que siempre va a seguir desarrollando.
C– Repaso el texto mentalmente una y otra vez, cambiándolo, poniéndole música, haciéndolo muy distinto a cómo me lo van a pedir, como si fuera un niño, como si fuera una mujer, con un dramatismo exagerado, etcétera.
D– “La máquina de bailar”, porque fue mi debut profesional en el cine; y “Así es mejor”, cortometraje producido por mí y que me ha ayudado a entender el resto de áreas de la profesión del cine.
E– Es que yo no creo en las edades, creo en el talento. Puedes tener la edad que quieras, que si tienes talento debes ocupar el puesto que mereces. Esa es mi opinión, pero yo no he creado esta sociedad. Si lo hubiera hecho yo, ¡qué diferente sería!
F– Para el año que viene me han dado una beca para hacer una especialización en Dirección de Cine. Veré los primeros meses cómo la llevo, y si las cosas van mejor de lo pensado, sacaré tiempo para ir un par de veces a la semana a clases de interpretación.
G– Acudí con trece años a mi primera clase de teatro, aunque el gusanillo me entró a los cuatro haciendo de narrador en el belén escolar. Estuve hasta los dieciséis años en el Centro Insular de Cultura y de ahí pasé a la Escuela de Actores de Canarias.
H– Sí, y han sido el apoyo máximo para que yo esté aquí ahora. Es importante estudiar y formarse, pero si tienes otros sueños, adelante, tienes que encontrar lo que te haga feliz, y hay que buscar tu vocación, no lo que te dé más dinero.