A– Siempre tengo como referencia a los pintores clásicos del Renacimiento y también a los impresionistas y surrealistas. Sin embargo, mis favoritos son mis amigos, pues a ellos les puedo ver trabajar, y puedo recibir esa experiencia vital del arte de primera mano.
B– Mi inclinación principal va encaminada hacia el retrato, pues creo que es una forma de dialogar y conectarme con el mundo que me rodea a través de las personas y mediante la empatía que me puedan transmitir.
C– Creo que la pintura es un equilibrio entre fuerzas decorativas y fuerzas expresivas. Estos dos pilares de la pintura permiten decir algo poético. Si se va demasiado hacia la abstracción, la pintura se vuelve decorativa.
D – Es algo que hago desde que era muy pequeño. Con seis o cinco años me pasaba las tardes dibujando, copiando láminas, creando figuras… Desde entonces recuerdo una satisfacción muy grande en el mismo hecho de dibujar.
E– Me gusta mucho pasear. Voy todos los días a la playa del Balneario. Allí reflexiono y frecuentemente me surgen ideas. Después voy a trabajar. Para mí es una manera de orar, me viene muy bien porque ordeno mis pensamientos, me ayuda en la vida y en el trabajo.
F– He trabajado con diferentes materiales. Ahora experimento con las acuarelas. Es un material que me da una rapidez, que no me permite fallar. Soy un apasionado de los procesos tanto como de las obras. Creo que en ellos se reflejan los estados del artista.
G– No tengo ningún sitio especial donde me gustaría exponer. Me da igual. Lo que me gusta es que la gente vea mi trabajo, ya sea en una cafetería, en un museo o en una galería. Si algún local está adecuado para exponer, a mí me vale.
H– Cursé estudios en la Universidad de Sevilla. Soy licenciado en Diseño Digital. Sí, en Diseño Digital… [risas]. Hice esta especialidad porque ella tendría “más salida”, pero realmente odio un poco el ordenador: me resulta frío.