Graffiti, arte urbano nacido en la calle
La creatividad del graffiti, un lenguaje urbano plasmado casi siempre en paredes ajenas y espacios públicos, aún contrasta con su lado vandálico. Estas manifestaciones salen caras tanto a los graffiteros*, que prefieren llamarse escritores y que pagan unos cuatro euros por cada bote de spray, como a los contribuyentes. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid gastó seis millones de euros en 2020 en la limpieza de 1.245.000 metros cuadrados de pintadas, una superficie equivalente a 175 campos de fútbol. Más de cien trabajadores se montan cada día en los cincuenta vehículos del servicio especial de limpieza para acabar con la suciedad urbana. Sin embargo, según el historiador de arte Fernando Figueroa, “los graffitis pueden habitar nuestras ciudades con coherencia e incluso servir para adornarlas”. Para Figueroa, “este es un problema social y por eso los políticos deberían ser más sociales que represivos, porque para algunos una ciudad con graffitis es sinónimo de caos e inseguridad, y para otros puede ser estéticamente progresista”.
La ciudad de Leganés es la prueba de que la convivencia es posible. El Ayuntamiento de Leganés se convirtió en 2005 en pionero en habilitar un espacio de creación concebido como Museo del Graffiti al aire libre y con el que, a priori, todos ganan: mayor control de las pintadas en paredes ajenas y reconocimiento y fama para los escritores. “El proyecto ha contribuido a mantener limpios otros espacios que no son adecuados para los graffitis y hemos ayudado a que se conozcan mejor las obras”, dijo José Luis Pérez, el alcalde de esta ciudad. La diferencia entre una simple pintada y una obra elaborada con fines estéticos “solo la marcan la intencionalidad del autor y la visión del propio espectador”, resumió el alcalde, tras comentar que “mientras algunos se lo toman como una afición, otros forman parte de las tribus urbanas, en las que el graffiti es un elemento más de su forma de pensar”.
En 2017 se inauguró el Urban Nation Museum que se encuentra en Berlín. La capital alemana quiere mostrar en este museo el arte de graffiteros que han dejado marcado su legado en paredes y muros de Los Ángeles, Londres, São Paulo, Nueva York, etc. Estos artistas utilizan seudónimos tan conocidos como Obey, Space Invader o Banksy. El museo tiene el lema de “Conectar, crear, proteger”, para dar cabida y relevancia al arte urbano, impulsarlo y conectar a los artistas con su público.
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* Graffitero — persona que cultiva el arte de graffiti o pintura con aerosol.
Según José Luis Pérez, ¿qué es el graffiti desde el punto de vista de los graffiteros?
AUna obra de arte que expresa su manera de pensar.
BUna expresión de la inseguridad ciudadana.
CUna demostración de represión social en la ciudad.
DUn sencillo dibujo en la pared de un edificio neoyorquino.
