AEn cuanto a la conducta vital, creo que el mayor modelo que he podido tener es el de mis padres y mis hermanos mayores. Por lo que se refiere al cálculo, la verdad es que nunca me he fijado en nadie en especial para seguir sus pasos.
BPor supuesto. Yo mismo potencié la habilidad de cálculo a través del juego con los números, interpretando a estos como verdaderos juguetes. Los propios juegos de cartas implican cálculo mental, se puede jugar con las matrículas de los coches, con las clasificaciones de fútbol, etc.
CEl abuso de los ordenadores demuestra que vamos hacia un cierto analfabetismo numérico; por eso tenemos que iniciar un trabajo más intenso en potenciar el cálculo mental.
DEs difícil decir en qué momento concreto empecé a calcular... Aproximadamente a los seis años. Estaba jugando a las cartas con mis padres y hermanos y ellos notaron que contaba muy rápido los puntos de las partidas.
ETodo puede ser tiempo, todo puede ser espacio, todo tiene sus trazos, su geometría. La excepción sería la teoría del caos, que nos dice que en determinadas situaciones no se puede generar un parámetro matemático.
FEs cuestión de organizarse. El día de cada persona tiene veinticuatro horas y eso no se puede cambiar. Por lo tanto, lo que queda es organizar este tiempo de la mejor forma posible y esto ya depende de las preferencias de cada uno.
GComo todo en la vida, hay parte heredada y que no se puede modificar; y hay otra parte que tiene que ver con los hábitos de cada uno, con la constancia y con la orientación hacia una finalidad. Yo diría que hay un 51% de entrenamiento y un 49% de genético.
HVivimos en un mundo lleno de números: porcentajes, descuentos, medidas, tamaños, etc. Y si todo conlleva la idea de número, manejar bien los números te dará facilidades y ventajas en la toma de decisiones; te puede servir desde para ir de compras hasta para jugar en los casinos.
