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Los serenos
¿Quién era el sereno y qué hacía? Pues, el sereno siempre trabajaba de noche. A eso de las once de la noche se cerraban los portales de los edificios de las ciudades españolas y salía a trabajar el sereno con su chuzo (palo armado con un pincho de hierro). Él vigilaba por la calle durante la noche. Iba vestido con una bata gris y tocado con una gorra. También llevaba las llaves de los portales de todos los edificios de la calle o de la manzana que él tenía asignada. No podía salir de ésta, a menos que existieran circunstancias de especial urgencia y habiéndose asegurado de antemano un sustituto. Durante su horario laboral no debía mantener conversaciones ni sentarse y, por supuesto, tenía que mantenerse siempre en estado de alerta.
Cuando un vecino regresaba a casa después de las once de la noche, daba palmadas al llegar al portal de su casa. Al oír las palmadas, el sereno daba unos golpes con su chuzo. Cuando el vecino los oía, sabía que el sereno iba a llegar dentro de unos momentos. Y así era. Casi en seguida el sereno aparecía de la oscuridad con su chuzo y el gran llavero en la mano. Como el sereno conocía a todos los vecinos, siempre les saludaba cuando volvían a casa. Mientras les abría el portal, les decía: “Buenas noches y gracias”. ¿Por qué les daba las gracias? Los vecinos siempre sacaban de su bolsillo una moneda de cinco pesetas y se la daban al sereno. Los serenos no gozaron nunca de garantía social ni contrato de trabajo. Vivían fundamentalmente de las propinas de los vecinos de su manzana.
Antiguamente el sereno hacía más que vigilar la calle y abrir los portales. Uno de sus cometidos consistía en cantar las horas a intervalos de quince minutos. Después de dar las horas él añadía el estado del tiempo: “¡Las doce y cuarto y sereno!” o “¡Las tres y media y lloviendo!” Algunos serenos especialmente comunicativos hacían referencia al fulgor de las estrellas o cualquier otra circunstancia que les pareciera apropiada. A veces, también eran los primeros en detectar un incendio y alertar al cuerpo de bomberos.
Hoy en día no hay más serenos. La gente tiene que llevar las llaves para abrir los portales de sus casas. Cuando había serenos los vecinos se quejaban un poco, porque creían que el sereno sabía demasiado de su vida. Hoy lamentan la desaparición de estos “ángeles nocturnos”. Dicen que sin su vigilancia hay más crímenes en las calles.
¿Qué ocurría a las once de la noche?
ALos edificios cerraban sus puertas
BLa gente terminaba de trabajar
CLos serenos volvían a sus casas
DSe abrían los portales